Humanity Center Design: lecciones de la crisis para diseñar el presente


Por Avelina Frías

Después de casi 10 días de confinamiento en casa por el COVID19 no dejo de reflexionar que el siglo XXI nos alcanzó y como siempre, vamos tarde. Ya nadie puede negar que el futuro para el que, en teoría teníamos que prepararnos, convive ya con nosotros: crisis climática, sanitaria y económica.  

No dejo de preguntarme: ¿En qué estábamos pensando hace 10 días y los últimos 10 años?. Pensábamos que el siglo XXI iba solo de tecnología, inteligencia artificial y en diseñar negocios desde la perspectiva de las personas. Sí, creo que eso pensábamos, pero hemos ignorando que las personas están condicionadas por un sistema de consumo que promueve el egocentrismo y no respeta el ciclo de naturaleza. Sí, estábamos a medio camino de recuperar lo humano en las empresas y en la sociedad, pero sin alinearlo en el propósito urgente de la humanidad y su sostenibilidad.

No puedo evitar pensar que los últimos 20 años hemos estado envueltos en el capullo de la crisálida del futuro que hoy nos alcanzó y nos obliga a evolucionar. La realidad nos exige consciencia individual para un propósito, el de la supervivencia de la especie. Si a partir de hora no integramos una visión que diseñe soluciones desde lo colectivo, que vea más allá de las naciones, que ponga en cooperación lo público y lo privado y ponga valor no sólo a lo económico, me es difícil imaginar una evolución real.

¿Y por dónde empezamos?

Valdría  la pena empezar a  cambiar el enfoque y la mentalidad en lo inmediato. Ya el pensador e historiador Yuval Noah Harari en su libro 21 lecciones para el siglo XXI en 2018 vaticinaba: ¿qué hacer ante una realidad emergente y desconcertante en el que muchos de los relatos políticos, económicos e incluso religiosos se desmoronan? Respuesta: crear nuevos.

Esta crisis está desplomando los relatos políticos y económicos que nos veníamos contando del crecimiento permanente; nos hemos dado cuenta que van en contra de la naturaleza y su capacidad. También hemos descubierto que los hábitos y comportamientos de las personas en esta sociedad de consumo está yendo en contra de nuestra propia salud y, que la fe y la credibilidad, se ha separado de la ciencia con visiones contrapuestas.

Creo que ha llegado el momento de ir más allá de ese enfoque de diseño centrado en las personas del que tanto hemos alardeado en los últimos años. Es la hora de poner a trabajar los modelos mentales capaces de dar respuesta a los retos que como humanidad nos enfrentaremos a partir de ahora. No podemos hacer estrategias para resolver problemas del siglo XXI con una mente anclada en el siglo XX, como decía a menudo el académico y pensador Rafael Alberto Perez Las lecciones de esta crisis nos demandan diseñar la realidad poniendo en el centro a la humanidad, con una mente sistémica desde tres ejes:

1. La cooperación: De esta crisis nadie se salva solo. Las soluciones a la complejidad de los problemas que se nos vienen solo llegarán cuando aprendamos a colaborar y a compartir no solo información; sino también soluciones y recursos. Cuando lo público se encuentre y se articule con lo privado, lo individual con lo colectivo, la izquierda con la derecha etc. Cuando dejemos la arrogancia y seamos lo suficientemente humildes para entender que el todo está interconectado con las partes y con la naturaleza; que es la sostiene lo más valioso que tenemos, la vida. Hasta que no haya apertura a esa articulación, no merecemos llamarnos una la sociedad adulta. Yuval, en una entrevista este domingo en el diario el país criticaba esa falta de articulación y de gobernanza de la crisis actual, evidenciando además la falta de liderazgo y visión cortoplacista de los líderes mundiales. Pero…. ¿Y que hay del liderazgo en la gestión de nuestra propia vida? ¿De nuestras empresas? No creo que la respuesta esté afuera de casa, no podemos seguir echando balones fuera y evadirnos de nuestra responsabilidad como individuos y de cómo participamos en la co-creación de esta realidad. 

2.  La ética en el uso de la tecnología y los datos: La conquista de la carrera tecnológica se ha convertido en la bandera de las transformaciones de este siglo y nos ha catapultado en la era de los humanos convertidos en datos. Estamos viendo en tiempo real la pandemia desde el móvil y en países como Corea, la tecnología ha ayudado de manera más eficiente a controlarla. Pero, el filósofo coreano Byung-Chul Han ya ha advertido en su última reflexión «La emergencia viral y el mundo del mañana» sobre los riesgos de usar los datos como una peligrosa arma de control social en los países asiáticos y el riesgo de que se extienda a otros territorios. Advierte del peligro de que «estados de excepción» se conviertan en una normalidad en pos de la seguridad. La mismo sucede al pensar qué pasaría con nuestra «humanidad» si dejamos nuestra salud en manos de robots como la única solución al aislamiento. No podemos cruzar delgadas líneas rojas de lo que nos hace humanos, pero debemos ser conscientes en aprovechar las bondades de la tecnología para el bien común. Como bien explica en su artículo Chun Han, ni la revolución tecnológica, ni  la revolución del virus nos salvarán si no partimos de una revolución humana de consciencia social y ética.

3. La innovación social y la inteligencia colectiva: La cuarentena ha traído un despliegue de creatividad individual y colectiva para resolver lo antes posible el problema al que nos enfrentamos. Cientos de iniciativas han surgido de manera espontánea en la red y apelan la innovación colaborativa: máscaras de snorkel para convertirlas en equipo de protección para médicos con la ayuda de marcas como Decathlon para hacerlo posible, Alcohol cedido responsablemente por empresas vinícolas o mascarillas creadas por Inditex. Si bien no es momento para el oportunismo de las marcas para sacar provecho de la circunstancia, si lo es para articular un nuevo enfoque en la innovación social con su participación. Es una oportunidad de re-orientar el relato del «capitalismo responsable» y dar un paso adelante como Paul Polman ex CEO de Unilever expuso hace unos días en su artículo en Linkedin; es el momento de poner a servicio de la humanidad la experiencia y el bien hacer organizando del sector privado para la innovación social en colaboración con lo público, porque si algo es cierto, es que el gobierno no va poder lidiar con todo esto solo.

Al salir de la crisálida nos hemos dado cuenta que no estamos solos. El relato histórico que leerán nuestros hijos y nietos en el futuro lo tenemos que construir ahora. Tengo la esperanza de que al final podamos decir que esta crisis fue de un virus invisible que hackeo al sistema para que volviéramos a poner nuestra humanidad en el centro y, que lo logramos vencer recuperando la consciencia y el equilibrio con la naturaleza.